Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Modelo y creadora


Como todos, Bibi Russell debe la mitad de lo que es a sus padres. Desde que nació en Chittagong, Bangladés, en 1950, se acostumbró a una intensa vida cultural: entre los libros de Tagore y las revistas de Chanel. Su casa la frecuentaban personajes como Abdul Gaffar Choudhury —escritor bangladesí famoso por poner letra al himno del Movimiento de la Lengua Bengalí— porque sus padres fueron activistas de la cultura patria.

Después del colegio, Bibi estudió en el Home Economics College de Daca, donde la animaron a lanzarse a por su sueño de ser diseñadora. Con esa idea, en diciembre de 1972 se marchó a Londres. Durante seis meses pidió la admisión en el London College of Fashion hasta que la aceptaron con la condición de que recibiera clases complementarias por la noche, ya que sus conocimientos de moda entonces eran casi nulos. 

Logró graduarse en 1975. Al día siguiente de exponer su trabajo final recibió una oferta de una agencia de modelos. Aunque quería diseñar, le recomendaron que probara suerte sobre la pasarela para conocer el negocio de la moda. Aceptó, y entró por la puerta grande. Tras su aparición en Harper’s Bazaar, llegaron los posados para revistas como Vogue, Marie Claire o Cosmopolitan.

Después trabajó con ArmaniLagerfeldSaint Laurent y para firmas como Jaguar, BMW o Rolls Royce. Incluso coincidió con el prestigioso fotógrafo británico Norman Parkinson en un exótico anuncio de cosméticos que se produjo en Barbados. En 1982 se trasladó a Milán y compartió pasarela con Kate MossNaomi Campbell Claudia Schiffer. Entonces decidió que ya había aprendido todo lo que necesitaba y que quería comenzar a diseñar.

El 1 de enero de 1994 abandonó su carrera para volver a Bangladés a cumplir su doble sueño de idear y producir ropa y hacer algo por su país. Le costó unos meses encontrar la fórmula, y en eso desempeñó un papel importante Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz en 2006, que había fundado el Grameen Bank, una entidad financiera que ofrece microcréditos a personas pobres. 

Con ese sistema, en 1995 creó Bibi Productions, la empresa con la que combina patrones tradicionales bengalíes con las modas occidentales. Las señas de identidad de la marca son el empoderamiento de los artesanos —la moda para el desarrollo— y una filosofía de producción ecológica.

De la mano de la Unesco su trabajo entró en Europa en 1996 con un desfile en París que revolucionó el sector. Al año siguiente, amadrinada por la reina Sofía, trajo a España sus diseños para el desarrollo, y desde entonces no han dejado de sucederse las exposiciones, los pases y los reconocimientos: fue mujer del año de la revista Elle en 1997 y Artist for Peace de la Unesco en 2001. Su empresa se ha extendido por Asia, África y América Latina, continentes a los que ha exportado su filosofía de la moda para el desarrollo.