julio - septiembre 2017
En conclusión
Los rankings son herramientas útiles y pueden funcionar como punto de referencia para el estudiante a la hora de elegir universidad.
Pero tienen sus limitaciones y no resultan exitosos para captar los intangibles de la universidad y su esencia. Por eso conviene tomarlos en cuenta en su justa medida y conociendo sus límites.
La dinámica de la reputación entendida como calidad percibida es inclusiva y cooperativa, mientras que la dinámica de los rankings puede resultar excluyente y competitiva. Desde esta perspectiva, todas las universidades están en condiciones de aspirar a gozar de una excelente reputación, a realizar una valiosa aportación a su propio entorno y a prestar un servicio cualificado a sus estudiantes, independientemente de su presencia en los rankings.
La perla
«No importa cuántos indicadores añadamos a los rankings: nunca van a capturar toda la riqueza de la actividad de una universidad»
Dasha Karzunina, especialista en educación internacional en el ranking QS
La perspectiva del estudiante
El uso de los rankings es minoritario entre los actuales y los futuros alumnos: no aparecen entre los principales factores a la hora de elegir universidad y recurren a ellos aproximadamente un 15%, una cifra algo inferior en el caso de los antiguos alumnos.