¡Habemus papam!

El cardenal Robert F. Prevost Martínez ha sido elegido papa. Su nombre pontificio es León XIV
Quizá el silencio de los cardenales durante el cónclave, contrapuesto a la producción imparable de noticias y teorías y especulaciones, es lo que mejor muestra que el mundo da vueltas, pero la Cruz permanece en su lugar. Y todos los ojos del mundo han estado puestos en la misma chimenea romana, bajo cuya cubierta el Juicio Final de Miguel Ángel recordó a los cardenales su gravísimo deber. La Iglesia ya no está huérfana. ¡Habemus Papam! León XIV. El hermano León, amigo inseparable de Francisco de Asís. Y León XIII, gigante de su tiempo que escribió sobre las cosas nuevas: la relación del hombre con el trabajo y con el capital, la manera en que los cristianos deben crear y repartir la riqueza. La condena formal, en fin, del comunismo y del capitalismo. «La paz esté con vosotros», su saludo a la urbe y al orbe. «In illo uno unum», su lema episcopal, viene a decir que somos uno en Cristo. Americano en toda su amplitud: nació en Chicago y ha sido misionero en Perú, de donde tiene pasaporte. En una entrevista antes de su elección dijo que el único reto de la Iglesia es anunciar el Evangelio. Es hijo de san Agustín: «Para vosotros soy obispo, con vosotros soy cristiano». Eso lleva el papa en el corazón: la paz, la unidad, el anuncio, el pueblo. Y una promesa llena de esperanza: «El mal no prevalecerá».
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