Crítica cultural Nº 663 Series
Yo soy nosotros

Crítica cultural Nº 663 Series
La doble vida es un tema recurrente en cine y literatura. También en la televisión americana. Ya no solo por espías, superhéroes o adúlteros —las dualidades más clásicas—, sino por un puñado de personajes señeros que sacan partido de la escisión del yo. Estos Janos posmodernos pueblan el universo de la televisión por cable, capaz de albergar relatos más duros y explícitos. Ahí chocan la amabilidad del día a día con la sordidez de la cara B, para elevar una denuncia implícita de la hipocresía que tantas veces puebla el lado feliz del espejo.
Así, en la ya imprescindible Breaking Bad, un perdedor contra las cuerdas ve la oportunidad de vengarse del sistema. Walter White es un triste profesor de Química al que diagnostican un cáncer pulmonar. Por una mezcla de azar, crisis de los cincuenta y «cosas que hacer antes de morir», comienza a producir la mejor metanfetamina al este de California. Pero la doblez se irá cobrando cruelmente su peaje... Una premisa similar —aunque mucho más nihilista en fondo y forma— ofrece Weeds, donde una madre de barrio pijo se queda viuda y empieza a vender marihuana para mantener su status social. Un caso más clínico es el de la popular Dexter: por las mañanas, el amable Dexter Morgan combate el crimen desde su oficina; por las noches, se convierte en un brutal asesino en serie —un Robin Hood moral— que llega donde la Justicia no alcanza. Como en las demás series mencionadas, el suspense recae en descubrir qué «yo» sale victorioso.
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