Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 718

Canciones con historia

Texto Inés Gaviria [Com 15] y Javier Marrodán [Com 89 PhD 00]

Dicen que la música es el lenguaje que mejor permite comunicar algunas realidades. Y que la poesía es el modo más directo de transmitir determinados sentimientos. Las buenas canciones son entonces doblemente eficaces. Si además recogen la Historia de su tiempo, se convierten en un medio definitivo para que el hombre comprenda su pasado, y para que se conozca mejor a sí mismo.


Cuando el pasado 27 de julio Paul McCartney subió al escenario del estadio de Stratford para cerrar el acto inaugural de los últimos Juegos Olímpicos, solo una pequeña parte de los 900 millones de personas que aguardaban en todo el mundo su actuación sabían que la canción que iba a cantar, “Hey Jude”, la compuso un día de 1968 para consolar a Julian Lennon, que tenía cinco años y que estaba sufriendo el divorcio de sus padres, John y Cynthia Powell.


Tampoco es fácil saber que el legendario “Hotel California” de The Eagles existe realmente, y que se encuentra –o se encontraba, al menos– en un pueblo de Baja California llamado Todos Santos al que llegó un día buscando descanso e inspiración Don Henley, batería y cantante del grupo; o que el “Hurricane” de Bob Dylan era Rubin Carter, un boxeador de los pesos medios que pasó casi veinte años en prisión injustamente acusado de matar a tres personas en la muy racista Nueva Jersey de los años sesenta; o que Eric Clapton compuso “Tears in Heaven” para homenajear a su hijo Connor, que falleció cuando tenía cuatro años al caer por la ventana del apartamento que su padre tenía en Nueva York. Todas las canciones tienen su historia, por lo que podrían multiplicarse los ejemplos. Pero hay además canciones que se alimentan de la Historia, que fueron pensadas y escritas con ocasión de algunos acontecimientos relevantes. Escucharlas ayuda a entender mejor el pasado.


Se podría elaborar una larguísima relación de los temas musicales inspirados por episodios concretos que de algún modo interpelaron a sus intérpretes, desde “Where Do The Children Play?”, de Cat Stevens, que trata de llamar la atención sobre el creciente deterioro del medio ambiente, hasta “11 de marzo jueves”, de La Oreja de Van Gogh, que se detiene en el atentado que ensombreció la vida española el 11 de marzo de 2004. En estas páginas se recogen únicamente algunos casos más o menos emblemáticos.

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