
Jon Fosse
Random House, 2025
200 páginas
18,90 euros
No es raro estar al borde del mar y creer que las olas cuentan una historia. El problema es no saber exactamente cuál. Por eso se puede uno pasar tantas horas intentando descifrarlo. La repetición, la extrañeza, la musicalidad de las líneas de Jon Fosse tiene también esa característica. Cuanto más breve es el texto, más se acentúa. Escenas de una infancia arrebuja seis obras cortas en un volumen. La que da título al libro, de 1994, se compone a su vez de 43 cuentos cortos, cortísimos, de un párrafo o incluso de tres líneas. Como «Siempre estoy de acuerdo con los que no están de acuerdo», cuyo texto íntegro dice así: «Entiendo que, tal como es la vida, falta algo de lo más importante. Por eso tiene que venir la revolución». Cada escena —todas autoficcionales, ubicadas en una infancia en los fiordos, en los graneros, en las barcas, en la casa de la juventud, en los bailes, en los conciertos, en grupos de niños sin teléfonos con padres despreocupados— contiene el misterio de una metáfora o de una sorpresa o de una paradoja. La repetición de sonidos, de especies de espacios, de personajes y de temas pinta una fascinante atmósfera que adquiere carácter narrativo no tanto por lo que cuenta como por el movimiento espiral que arrastra al lector hacia el fondo. Fosse parece más interesado en revolver la perplejidad y en respetar el misterio. No hay resolución. Ni trama.
Está también «Él» (1981), lo primero que publicó Fosse, con veintiún años, en la revista universitaria Studvest de Bergen. Llama la atención un protagonista de 65 años —la edad del autor ahora—, el talento precoz y esa querencia por lo no obvio.
Harina de otro costal es «Y ya puede venir el perro» (1991), una nouvelle trepidante en la que un hombre solitario y desequilibrado planea el asesinato de su vecino después de que él le pegara un tiro a su perro. Las frases cortas y la repetición obsesiva están aquí al servicio de una trama visceral, violenta, valleinclanesca, y la atmósfera, que no es otra que la interioridad del narrador asesino, deviene el principal revulsivo para el avance de la historia. Un relato inolvidable.
Completan la colección los relatos «El pelo de Line» (1992), «Fue así como empezó» (1987) y «Soñado en piedra» (2013), con lo que el arco comprende casi toda la carrera de Fosse. Las seis piezas mantienen un interesante diálogo entre sí, ofrecen una visión de la unidad temática en Fosse y resultan una buena introducción a sus cuentos. Es una suerte que el noruego, católico converso, exalcohólico, dramaturgo, inaccesible, venerado, ganara el Nobel en 2023. Desde entonces, sus libros han empezado a traducirse al castellano, y se siente como un descubrimiento. El lector hispanohablante puede conseguir ya no solo su Trilogía y su Septología —sus novelas cumbre—, sino también Mañana y tarde, Blancura, Hermana, Ales junto a la hoguera o Melancolía, además de su poesía y su obra teatral. Es literatura sofisticada, de alto voltaje. En estos dos años, la figura de Fosse apenas está despuntando en la literatura española. Traerá cola.