Tiempo de ciencia
La última encuesta de percepción social de la ciencia, que realiza cada dos años la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, muestra una tendencia ligeramente ascendente desde 2007: a la gente le atrae cada vez más la ciencia. Pero no nos engañemos, solo a un 15 por ciento le importa, a cerca del 40 por ciento no le despierta ningún interés y más del 35 por ciento no la entiende. El estudio también incluye algunas preguntas sobre los conocimientos científicos. Entre las respuestas, el 72 por ciento piensa que el Sol gira alrededor de la Tierra, y el 69 por ciento, que los primeros humanos fueron coetáneos de los dinosaurios. No obstante, la ciencia es una de las profesiones mejor valoradas.
Por otro lado, ciencia y tecnología influyen de forma creciente en nuestras vidas. Sin embargo, la sociedad en general mira a estos ámbitos con poco interés. Ejemplo de ello es nuestro escándalo cuando un alumno de bachillerato no sabe citar un pintor español del siglo xx y la normalidad con la que observamos que no conozca el nombre de ningún científico.
En realidad, no damos importancia a ignorar qué es el ADN o cómo funciona un gen, a pesar de que todas las semanas se publique alguna noticia sobre avances que van a cambiar nuestro mundo. No se trata de que todos seamos científicos, sino de interiorizar su relevancia.
Por parte de las universidades y los centros de investigación tampoco se están haciendo las cosas bien. En general, nos quejamos del escaso apoyo gubernamental; pensamos que se valora poco la investigación; que faltan políticas que promuevan la I+D+i; que no hay dinero para investigar; hablamos una y otra vez de la fuga de cerebros y de una generación perdida; e insistimos en que #sinCiencianohayfuturo. Hay quien considera que la ciencia es un gasto, en lugar de una inversión; y, por no tener, ni siquiera contamos con un Ministerio de Ciencia. Todo esto es verdad. ¿Han visto recientemente algún debate político que hable de ciencia? Los políticos se preocupan de lo que le interesa a la gente, y a la gente la ciencia no es lo que más le interesa. Por desgracia, olvidamos que una sociedad más formada —también en ciencia— es más culta, crítica, libre y democrática.
¿Cómo actuar entonces? ¡Deja de quejarte y… divulga! Si queremos que nuestra ciencia influya en la sociedad, si queremos el apoyo de los ciudadanos, hay que contar lo que hacemos, porque la ciencia que no se cuenta no cuenta.
En nuestros laboratorios, bibliotecas, departamentos y aulas hay mucha ciencia, pero es un conocimiento cautivo, solo accesible a unos pocos. El futuro está en una nueva visión de la ciencia y de la universidad: open innovation, open science, open world.
Una de las funciones de la universidad consiste en la difusión del conocimiento y la cultura a través de la extensión universitaria. Por eso, la divulgación de la ciencia es parte del trabajo de un profesor e investigador, aunque no todos deban dedicarse a estas tareas. La universidad tiene que divulgar la ciencia porque es un derecho, por responsabilidad social y por calidad democrática.
Con divulgación científica no me refiero a comunicación institucional de la actividad investigadora de un centro. No es lo mismo. No hablo de contar o informar de lo que cada departamento hace, sino de divulgar la ciencia y demostrar que también es cultura. Se trata de aplicar una nueva fórmula: I+D+i+d= investigación + desarrollo + innovación + divulgación.
En este contexto, en el de la nueva ciencia del siglo xxi, adquiere todo el sentido que los pilares de nuevos proyectos, como el Museo de Ciencias Universidad de Navarra, se asienten sobre investigación, educación y comunicación, para mostrar la ciencia al servicio de la naturaleza y del hombre, y servir como punto de encuentro de las actividades de comunicación y difusión de la cultura científica. Para, al final del proceso, contribuir a una sociedad más culta, más crítica y más libre.
Ignacio López-Goñi [Bio 85 PhD 89] es director del Museo de Ciencias Universidad de Navarra y catedrático de Microbiología. En 2017 recibió el Premio Asebio de Comunicación y Divulgación de la Biotecnología.
@microBIOblog.