Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Ansiedad


La ansiedad es frecuente en la infancia, y forma parte del desarrollo normal del niño, siempre que sea proporcionada a su edad y situación. Cuando no sucede así, se habla de un trastorno de ansiedad, que afecta a entre un 6 y un 20% de la población infantil. El más frecuente es el trastorno de ansiedad por separación.

Los síntomas de ansiedad en el niño varían según la edad y su capacidad para verbalizar sentimientos. La ansiedad se manifiesta con síntomas psíquicos y físicos, aunque son más comunes los físicos.

Los niños con trastorno de ansiedad por separación tienen un temor irracional a ir a la escuela o a separarse de sus padres, pueden sentirse inseguros si se quedan solos en una habitación, preocuparse excesivamente de que a sus padres pueda pasarles algo, ser la sombra de uno de ellos, tener dificultad para dormirse, a la oscuridad... 

Respecto al tratamiento, es importante que el niño no deje de ir al colegio y que se realice una desensibilización progresiva, enfrentándolo a la experiencia que le atemoriza, a la vez que se le da seguridad. En algunos casos, para reducir la ansiedad inicial, se precisa el uso de algún fármaco.

 

Síndrome de ansiedad por separación. María, 6 años

María tiene 6 años, es la pequeña de tres hermanos y estudia 1º de Primaria. Cuando empezó 3º de Infantil lo pasó muy mal al quedarse en el colegio y lloraba casi todos los días, aunque luego comenzó a ir sin dificultades. Al cambiar de ciclo y pasar a Primaria le ha sucedido lo mismo: vuelve a presentar síntomas importantes de nerviosismo, preocupación y ansiedad cuando llega a clase.
Al principio su madre podía despedirse de ella en la puerta del colegio, pero más tarde tuvo que empezar a acompañarla hasta la clase, y que el profesor estuviera presente, para quedarse en el colegio.
Un día que el profesor se retrasó, María empezó a llorar y a gritar agarrándose fuertemente a su madre y pidiéndole por favor que no la dejara allí. El profesor comentó que luego, durante la mañana, estuvo bastante bien. 

• Algo parecido le ocurre cuando tiene que ir a un cumpleaños. Al principio se muestra ilusionada de asistir, pero una vez que llega a la fiesta no quiere quedarse, y le pide a su madre que se quede con ella o que la lleve a casa.

• Cuando sus padres se van de viaje y María se queda con su cuidadora y sus hermanas, no presenta ningún problema. Lo único que le preocupa es que no la lleven al día siguiente al colegio. Su madre cuenta que por la noche empieza a estar más tensa, a preguntar quién la va a llevar al colegio (ansiedad anticipatoria). Por la mañana, cuanto más se acerca el momento de dejarla en el colegio, comienza a llorar, se muestra ansiosa, tensa, y llegan a darle arcadas. Se queja de que le duele la tripa, lo que le ha llevado a faltar algunas veces al colegio, cuando su madre ha cedido a la presión por los llantos o dolores de María

• Presenta importantes síntomas de angustia y ansiedad psíquica y somática a la hora de separarse de sus padres en un entorno que no le es del todo conocido. La ansiedad somática se manifiesta con dolores de tripa y de cabeza que empiezan la noche anterior, sobre todo el domingo, o antes de ir a una excursión, por ejemplo.  

María no presenta otros miedos, tampoco tiene miedo ni dificultades para dormir; duerme con su hermana con la luz apagada, pero a veces sí que se despierta por la noche y va al cuarto de sus padres con alguna excusa a comprobar que están allí. 

• Sus padres no saben por qué presenta tanta ansiedad al dejarla en el colegio, María no lo explica claramente, y pone excusas como que no le gusta la comida, aunque luego come sin problema. Es una niña que saca buenas notas y tiene muchas amigas. Cuando le preguntan por qué se queda llorando dice que simplemente no quiere separarse de su madre. 

• En la consulta le diagnosticaron trastorno de ansiedad por separación y se aconsejó tratamiento farmacológico (tranxilium pediátrico) para disminuir la ansiedad y poder poner en marcha unas pautas de manejo de conducta. Explicaron a los padres de María que era fundamental que acudiera a clase todos los días, sin ceder nunca a sus peticiones, y exponiendo a la niña a la experiencia de separarse de su madre de manera progresiva. Se estableció un plan por “etapas”. En la primera, María entraba en clase acompañada por su madre, aunque no estuviera el profesor. Cuando consiguió quedarse tranquila, su madre comenzó a dejarla en el patio, de la mano de un niño concreto de su clase, y cuando logró quedarse tranquila así, su madre la dejaba de la mano de cualquier otro niño. Poco a poco y ayudada por la medicación, María fue capaz de quedarse en el colegio sin problemas, incluso se bajaba ella sola del coche y entraba contenta. 

• Cuatro meses después vuelve a ser una niña feliz, ya no llora ni le duele nada. Pasado ese tiempo, se suspendió la medicación, que desde entonces ya no era necesaria. 

 

Para estar alerta si...

• Le da miedo excesivo enfrentarse a situaciones normales, como dormir solo.

• Tiene temor exagerado a separarse de sus padres.

• Huye o evita situaciones que le provocan ansiedad o temor.

• Las rabietas son frecuentes, y presenta manías o rituales que le cuesta cambiar (excesiva rigidez conductual).

• Se queja de molestias abdominales, vómitos y mareos sin causa física.

• Se muestra excesivamente tímido, hasta el punto de impedir el funcionamiento social (fobia social).

• Está inquieto, agitado, repite tics.

• Tiene problemas de sueño (insomnio de conciliación y pesadillas).