Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Contexto histórico y geográfico del cooperativismo


La Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale suele considerarse la primera cooperativa moderna. La fundaron en 1844 veintiocho artesanos de las fábricas de algodón de Inglaterra que pensaron que, reuniendo sus escasos recursos y trabajando juntos, podrían acceder a los bienes de consumo básicos pagando un precio menor. Los Pioneros decidieron que a los consumidores les correspondía participar de los beneficios según su contribución y que debían tener derecho a decir algo en el negocio. Cada cliente de la tienda se convirtió en miembro de la cooperativa.

El modelo se extendió y, unido inicialmente a ámbitos industriales y de venta de bienes de consumo, conoció un impulso decisivo cuando, en 1862, surgieron en Alemania las primeras cooperativas de crédito.

En España, aunque hubo experiencias como la L’Econòmica Palafrugellenca, primera cooperativa de consumo del país creada en 1865 en Girona, el desarrollo del cooperativismo fue lento y cuajó más adelante, entrado el siglo xx, especialmente en Cataluña, el País Vasco, Valencia y Madrid.

En la actualidad, según datos aportados por la Alianza Cooperativa Internacional —institución fundada en Londres en 1895 con miembros de 105 países— existen 2,6 millones de cooperativas en el mundo, el sector beneficia con su actividad a unos mil millones de personas y las cooperativas dan empleo, directa o indirectamente, a unos 250 millones de trabajadores. En España hay cerca de 21 000 cooperativas, con unos 17 000 trabajadores asociados y 315 000 socios.

En 2015, el entonces secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, afirmó que «la investigación ha demostrado que las cooperativas contribuyen a reducir las diferencias salariales entre hombres y mujeres y a promover una mayor igualdad en el trabajo entre jóvenes y mayores y entre hombres y mujeres y oportunidades de capacitación». En España, por ejemplo, se estima que el 49 por ciento de los socios son mujeres y que más del 30 por ciento de ellas ocupan puestos de responsabilidad, una cifra mucho más alta que en las empresas de capital privado.