Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Los medios entre dos papas

Texto Francisco J. Pérez-Latre [Com 89 Phd 94] y David Sanchís - Fotografía Getty Images y L’Osservatore Romano

Aunque, desde luego, hay otras perspectivas para analizar su figura, el Papa es un personaje mediático. La visibilidad de Juan Pablo II en los medios continuó con Benedicto XVI y, ahora, con Francisco, que aparece en la portada de ediciones impresas y digitales y abre informativos de televisión. Juan Pablo II destacó por ser un gran comunicador, y también ahora lo es Francisco. Pero, según la teoría convencional, Benedicto XVI no resultó un Papa tan «mediático». Nos proponemos mostrar que ese punto de vista no parece avalado por los hechos, antes de recordar algunos acontecimientos del primer año del pontificado de Francisco.


Joseph Ratzinger fue nombrado Arzobispo de Múnich en 1977 (con cincuenta años). Se le consideraba ya el teólogo católico más importante de su generación. Los medios internacionales le conocían bien. Su Introducción al Cristianismo (1968) había vendido decenas de miles de ejemplares, un fenómeno excepcional para un libro de teología. Luego vinieron amplias entrevistas con periodistas como Vittorio Messori y Peter Seewald, que causaron sensación y se convirtieron en best sellers publicados por las editoriales más prestigiosas del planeta. Informe sobre la fe (1985), Sal de la tierra (1997), Dios y el mundo (2000) y Luz del mundo (2010) fueron textos revolucionarios, donde Joseph Ratzinger respondió sin trabas ni censuras a las cuestiones más controvertidas. En contra de una práctica extendida entre «famosos» y líderes mundiales, no pidió las preguntas por anticipado ni rechazó contestar lo que se le planteaba. Después publicó Jesús de Nazaret, otro éxito editorial, esta vez en tres volúmenes publicados en 2007, 2011 y 2012. El Papa concedió también extensas entrevistas a la radio pública de Baviera y a televisiones como la BBC o la RAI (hay que recordar que Juan Pablo II nunca fue entrevistado por una televisión).

En junio de 2011 se creó News.va, el portal del Vaticano, otro paso hacia la era digital, y también apareció en Facebook y YouTube. En diciembre de 2012 se presentó en Roma la cuenta de Twitter del Papa. El 12 de diciembre, Benedicto XVI escribió su primer tuit. La Navidad de 2012 marcó otro hito con la publicación de un artículo de opinión en el Financial Times, uno de los diarios de mayor prestigio del mundo.

Pocas semanas después, se produjo una de esas sorpresas que encantan a los medios, y el 28 de febrero despedimos a Benedicto XVI en un clima de expectación global. De alguna manera, su revolucionaria decisión desencadenó la «catarsis» que promueve Francisco. Su helicóptero se marchó (con la cúpula de San Pedro al fondo, en la ya legendaria foto que también fue portada de Nuestro Tiempo) rodeado de flashes, micrófonos y cámaras de televisión, tuits y entradas de blog. Su legado, como todos los grandes legados intelectuales, tardará décadas en asimilarse. Incluye la teología, pero también la filosofía, el derecho, la política y la economía. Pero, además, los hechos que hemos recogido permiten avalar la hipótesis de que, en realidad, Benedicto XVI fue también un «Papa de los medios». Joseph Ratzinger conversó con la opinión pública de manera creativa, profunda, franca y constante hasta el momento mismo de su «despedida».

Francisco, «un Papa que arrasa»

En el cónclave que eligió al Papa Francisco había más de cinco mil periodistas acreditados. A los seiscientos periodistas que cubren la información de la Santa Sede se habían unido 4 432 enviados especiales. El 13 de marzo los cardenales eligieron al nuevo Papa en un entorno de máximo interés, que continuó en los días siguientes, mientras audiencias y medios conocían a un pontífice inesperado y genial. Once millones de espectadores de televisión vieron la fumata blanca en España, una cifra al alcance de pocos grandes acontecimientos (básicamente, los deportivos). Twitter dijo en su blog oficial que ese día hubo más de siete millones de tuits sobre el Papa. Cuando se anunció al mundo el nombre del cardenal Jorge Bergoglio, el ritmo era de 130 000 mensajes por minuto. Son datos que sitúan la elección del Papa entre los eventos únicos por su difusión.

Francisco inició sus audiencias con una reunión con los periodistas el 16 de marzo. Allí dijo que el papel de los medios «se ha hecho imprescindible para relatar al mundo los acontecimientos de la historia contemporánea» y que los periodistas tienen «la capacidad de recoger y expresar las expectativas y exigencias de nuestro tiempo, de ofrecer los elementos para una lectura de la realidad».

Editoriales y librerías enseguida advirtieron que cualquier libro sobre el Papa Francisco podía ser un superventas, como lo habían sido los de Benedicto XVI o Cruzando el umbral de la esperanza (1994), de Juan Pablo II, que inició la serie de libros de los papas con grandes ventas. En el mercado editorial se multiplicaron títulos con textos o entrevistas de Francisco como El Papa Francisco. Claves de su pensamiento (2013), Entre el cielo y la tierra (2013), El Papa Francisco. Conversaciones con Jorge Bergoglio (2013) o Mente abierta. Corazón creyente (2013). Francisco aporta ideas que ayudan a conocer su pensamiento y entender el mundo actual, proponiendo expresiones tan sugerentes como «transitar por la paciencia», «cultura del descarte» o «cultura del encuentro».

 

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