Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Otra televisión es posible

La entrevista de David Frost a Richard Nixon es uno de los grandes hitos de la televisión. El mal sabor que el caso Watergate y las evasivas del presidente habían dejado en Estados Unidos quedaron compensados por las preguntas perspicaces y documentadas del periodista a lo largo de un tenso encuentro que recompuso de algún modo el puzzle de la historia. Pero la televisión también  es capaz de lo peor, y el propio Frost lo ha advertido en más de una ocasión: “Es un invento que permite que seas entretenido en tu salón por gente que nunca tendrías en tu casa”. Buena parte de la programación actual podría llevar a pensar que calidad y éxito son dos conceptos casi irreconciliables, pero en estas páginas se demuestra que hay espacios que entretienen, que forman, que informan y que hasta son rentables.


UN INFORMATIVO

Noticias en profundidad

Peter Jennings (1938-2005) fue presentador y editor del World News Tonight de la cadena ABC, donde cosechó una reputación de independencia y excelencia en el periodismo televisivo. Desde 1983 a 2005, este periodista estuvo al frente de un informativo que renovó el tratamiento de las noticias y estableció estándares de calidad. Dos elementos esenciales diferenciaban a este espacio de sus competidores: uno era el propio Peter Jennings; el otro, la cuidada redacción y realización. El director de informativos de la ABC en aquella época, Roone Arledge, modernizó el lenguaje audiovisual y renovó el ritmo narrativo. Arledge amaba el rigor y la exactitud. En cuanto los corresponsales enviaban las piezas, los editores las revisaban para mejorarlas, a veces en pequeños detalles de estilo.

El World News Tonight with Peter Jennings fue pionero en abordar en profundidad los temas que preocupaban a los ciudadanos, con secciones como American Agenda, que ofrecían las implicaciones de la actualidad y aportaban soluciones. A menudo, el equipo del programa se desplazaba al lugar de interés informativo y se emitía desde cualquier ciudad de Estados Unidos, o desde Jerusalén, Johannesburgo, Moscú o Bagdad. 

Peter Jennings, que había sido corresponsal de la ABC en Londres, en Europa del Este y en Oriente Medio, se convirtió en el periodista con mayor credibilidad para el público norteamericano. Se ganó la reputación de ser capaz de explicar los temas difíciles, cuando otros informativos los ignoraban o los trataban de forma simplista. Jennings dirigió la cobertura de la ABC el 11 de septiembre de 2001, con más de 60 horas de emisión continua y fue una de las voces que mantuvo entero al país. Durante la Guerra del Golfo en 1991 y la de Irak en 2003, su conocimiento de Oriente Próximo le permitió ofrecer una perspectiva muy completa. En una época en la que ya se imponían el infoentretenimiento y la superficialidad en las noticias, el World News Tonight destacó por la coherencia y profesionalidad. Y obtuvo el respaldo del público. Con Jennings como presentador, World News Tonight se convirtió en el noticiero más visto de  Estados Unidos desde 1985 a 1997. Y cosechó los premios más prestigiosos, como 16 Emmys, dos George Foster Peabody Awards, siete Premios Alfred I. duPont-Columbia University y cuatro Premios Edward Murrow. 

José Alberto García Avilés [Com 89 PhD 95]

 

UNA SERIE NACIONAL

Una referencia en la ficción española

Antonio Mercero y Antena 3 tienen el mérito de haber producido y emitido una serie que cambió el rumbo de la evolución de la ficción española. Farmacia de guardia supuso el inicio de la incorporación progresiva de la ficción nacional a las parrillas generalistas. Es fácil recordar éxitos posteriores como Médico de familia (Tele 5), Aquí no hay quien viva (Antena 3) o Cuéntame cómo pasó (TVE1). Expertos y profesionales de la industria denominan el fenómeno como el “boom” de las series de ficción. Unos años dorados que comenzaron a mediados de la década de los noventa, cuando las series españolas se convierten en el contenido preferido de la audiencia y se consolida la industria de la producción independiente en España. Gracias al éxito de las primeras producciones nacionales, especialmente Farmacia de guardia, se crean las primeras productoras independientes especializadas en televisión, como Europroducciones (1993), Globomedia (1993) o Bocaboca (1995), hasta las casi 200 productoras activas que hay actualmente en España.

Farmacia de guardia comenzó su emisión el 19 de septiembre de 1991. Fue una creación del director y guionista Antonio Mercero. Era su primer trabajo para una cadena de televisión privada, ya que para TVE había dirigido, entre otras, Verano Azul (1979), considerada una de las más populares de la historia de la televisión en España. El argumento de Farmacia de guardia giraba en torno a las relaciones sociales y personales de la familia Cano, que regentaba una farmacia de barrio de una ciudad cualquiera. El germen de esta idea fue una sitcom americana de gran éxito: Juzgado de guardia (Nigth Court, 1984, NBC). Así lo explicaba el propio Mercero: “Farmacia de guardia surge un día que estaba yo viendo Juzgado de guardia, que me gustaba mucho. Al comienzo del capítulo, una voz decía: ‘Juzgado de guardia’. Yo repetí mecánicamente: ‘Farmacia de guardia’. Fue algo puramente onomatopéyico y, de pronto, me dije: ‘Qué bien suena’. Empecé a darle vueltas y me pareció una buena idea. Pensé que debía haber una botica y una rebotica. La primera representaría el universo exterior. La segunda, el mundo interior, el de los protagonistas. Era una simbiosis perfecta: con la botica se podía ofrecer una especie de muestreo de la sociedad a través de las persona que entraban todos los días a la farmacia. La rebotica servía de escenario para desarrollar los conflictos interpersonales de los protagonistas”.

La permanencia de esta comedia en la parrilla de Antena 3 fue de cinco temporadas: desde 1991 hasta 1995. Sin embargo, los comienzos fueron muy poco alentadores. Empezó con unas medias de share muy bajas para aquella época: en torno a un 16%. En la temporada 93-94 nueve capítulos de la serie se colaron entre las 50 emisiones más vistas del año. A partir de ahí, comenzaría su escalada hacia el éxito. En su último año de emisión, 1995, su share se estabilizó en torno al 40%. El último capítulo, titulado “La voz de la noche”, emitido el jueves 28 de diciembre, marcó un hito televisivo: obtuvo un 62,8% de share que equivalía a más de 11,5 millones de espectadores, con picos de hasta 14 millones. La mayor cifra de audiencia alcanzada, hasta entonces, por una serie de ficción nacional en la historia de la televisión española.

Patricia Diego  [Com 97 PhD04]

 

UN CONCURSO

Un drama con formato de concurso

Los concursos han formado parte de la oferta de entretenimiento desde los inicios de la televisión, cuando los títulos más populares de las ondas radiofónicas y sus presentadores pasaron a la pequeña pantalla como si aquel nuevo medio fuera una mera evolución de la radio pero con imágenes. La mecánica de los primeros concursos televisivos respondía en la práctica a una fórmula muy radiofónica: un listado de preguntas que el concursante debía responder correctamente para ganar un premio.

Precisamente, hoy en día, uno de los formatos internacionales con más éxito, adaptado por cadenas de más de un centenar de países de todo el mundo, se basa en esta misma receta: Who Wants To Be A Millionarie? En esencia, la premisa que subyace bajo este quiz-show es tan sencilla como seductora: conviértete en millonario acertando quince preguntas.

Sin embargo, detrás de este planteamiento se esconde un complejo proyecto y un minucioso trabajo de guión. Igual que en una película, se narra una historia, que se repite en cada una de las emisiones del concurso, pero con diferentes protagonistas: un ciudadano anónimo, como el telespectador, tiene la oportunidad de convertirse en un héroe premiado públicamente en reconocimiento de los saberes demostrados. El concursante supera obstáculos en forma de preguntas y toma decisiones determinantes en el centro de un plató circular, diseñado al estilo de la arena de los gladiadores, y ante un presentador cuya misión es retar y tentar, haciendo unas veces de amigo confidente y otras, de antagonista.

Aunque en apariencia no es más que un concurso convencional de preguntas y respuestas, ¿Quién quiere ser millonario? destaca como un valioso formato cuya fortaleza radica en la tensión dramática creada por recursos como el guión, la música, la iluminación, la escenografía, la selección de planos, los movimientos de cámara y la mecánica del programa. Conforme transcurren los minutos, el nivel de dificultad de las preguntas se incrementa y se agotan los comodines, a la par que disminuye la iluminación del plató, los planos se acortan y la música gana en gravedad, creándose una atmósfera íntima, tensa e intrigante.

Como resultado se obtiene un drama con formato de concurso que triunfa en culturas muy dispares, gracias al lenguaje universal de las historias que narra y de las emociones que transmite. Su característico suspense y su capacidad para involucrar a la audiencia mediante la empatía y el juego han convertido a Who Wants To Be a Millionaire? en un hito de la televisión actual, pero cuya esencia rememora clásicos del pasado.

Aunque en la actualidad no se emite en España, ha sido programado por Telecinco y Antena 3, y quién sabe si volverá a ocupar un puesto preferente en la parrilla de algún canal. Hasta Hollywood se ha rendido a los encantos de un formato que ha inspirado el guión de una de las últimas películas oscarizadas: Slumdog Millionaire.

Enrique Guerrero [Com 03 PhD 09]

 

UN DOCU-REALITY

Un viaje exótico lleno de aventuras

Determinados programas de televisión superan los límites de la propia pantalla para convertirse en auténticas experiencias vitales. Este es el caso de Pekín Express, adaptación de Boomerang TV para Cuatro del formato original de procedencia belga. Una frase de la presentadora de su segunda y tercera edición, Raquel Sánchez Silva, resume el espíritu de este espacio: “Se fueron con lo puesto y volvieron con lo vivido”. No sólo los concursantes vibran con la aventura, sino que a través de la identificación con ellos, los telespectadores comparten las vivencias de un viaje exótico repleto de sorpresas.

Hay programas que trascienden las fronteras entre géneros y este es uno de ellos: Pekín Express puede considerarse un adventure reality game nacido de la fusión del reality de aventuras y el concurso de pruebas de habilidad o game show. Además, resulta evidente que se sirve de técnicas propias del género de ficción para convertir el concurso en un drama, y los concursantes en personajes. Su complejo guión incluye tramas (amor-odio, amistad-enemistad, solidaridad-egoísmo), conflictos, puntos de giro, gags, roles (traidores, aliados, héroes), misiones, protagonistas y antagonistas, vencedores y vencidos.

Como en todo formato de éxito, hay una premisa atractiva de partida: ven a vivir la aventura de tu vida, el viaje de tus sueños. El planteamiento mencionado se mantiene en cada una de las ediciones del programa y se formula en el gancho o cebo lanzado por los estrategas del márketing televisivo: 10 parejas, 10.000 kilómetros, 5 países, 95.000 euros de premio y un euro al día. Este concurso de telerrealidad se presenta como una carrera eliminatoria de supervivencia por etapas entre 10 parejas, que parten de una ciudad situada en un país exótico, y que deben llegar a otra localidad lejana con tan solo un euro al día, tras superar todo tipo de duras pruebas para alcanzar la gloria y la recompensa final. Como resultado, se obtiene una historia de aventuras e intriga repleta de emociones y parajes por descubrir, que la audiencia vive desde la perspectiva de los concursantes.

Aunque como formato de entretenimiento presenta un valor más que destacable, la realización y el tratamiento concreto de algunos conflictos aislados puede no ser del gusto de todos los públicos. No obstante, el componente de reality que contiene este programa dista en el fondo y en la forma del morbo gratuito de otros espacios como Gran Hermano.

La complejidad de la producción de Pekín Express tan solo puede compararse con la de una película cinematográfica, extendiéndose el proceso durante casi todo un año. El referente de este tipo de formatos en el mercado internacional es The Amazing Race, emitido originalmente por la cadena estadounidense CBS y premiado con varios Emmy. Sony Entertainment Television en VEO, canal de TDT que cesó sus emisiones en 2010, emitió este programa en España con el título de El gran reto.

Enrique Guerrero [Com 03 PhD 09]

 

UN PROGRAMA ESPECIALIZADO

La cita de los aficionados al motor

Top Gear es un programa de coches que se emite todos los miércoles y domingos a partir de las 22.00 horas en la cadena BBC 2.  Inició su trayectoria en 1977, pero en 2002 sufrió un gran cambio cuando la audiencia comenzó a decaer y los antiguos presentadores se marcharon a Channel 5 para hacer otro programa. La BBC decidió entonces aumentar el tiempo del espacio –que pasó de media hora a una hora– y apostar por el humor y un tono más distendido para su narración. Con una puesta en escena digna de un documental, el programa tiene 350 millones de espectadores en todo el mundo, 8 de ellos en el Reino Unido.

Top Gear incluye dos secciones principales: las pruebas de vehículo en un aeropuerto convertido en circuito de coches y los reportajes en los que se presentan las máquinas con una historia, una aventura o un reto.  Por ejemplo, recorrer una gran carretera de los Alpes conduciendo tres superdeportivos, probar un todoterreno mientras un tanque del ejército inglés intenta destruirlo o hablar de las ventajas e incovenientes de un nuevo utilitario mientras a la vez se disputa una carrera en Liverpool contra dos campeones de parkour (un deporte extremo creado en Francia que consiste en correr por la ciudad saltando de un edificio a otro, descolgándose por paredes, etcétera, con el fin de llegar de un punto a otro). Una de las claves del programa son sus localizaciones, de lo más variopintas: desde Escocia hasta Suecia sin contar con los great trips, grandes viajes, por Bostwana, Vietnam, Rumanía, Centroeuropa o Estados Unidos. Los presentadores transmiten sinceridad y ganas de comunicar su pasión por los automóviles.  Son como tres niños que se dedican a jugar en el pasilllo de casa con sus coches de juguete.  

No obstante, el programa se ha visto envuelto en algunas polémicas, en parte  por las  tajantes afirmaciones de, por ejemplo, Jeremy Clarkson, que ha llegado a decir de un coche determinado que es un auténtico cero a la izquierda.  También ha habido controversia por el piloto secreto de Top Gear, al que llaman the Stig.  Es un personaje que lleva un mono de piloto y un casco y no pronuncia ni una palabra.  Sin embargo, los dos Stig que ha tenido el programa han terminado por revelar su indentidad fuera del programa, lo que les ha supuesto la expulsión del magacín.

Top Gear edita una publicación de coches, que es la más difundida en el Reino Unido, con ediciones en Asia y América. Ha lanzado versiones del programa en Estados Unidos, Australia y Rusia, y, además, la pista en la que prueban los vehículos aparecerá en el videojuego de simulación Gran Turismo 5

Javier Velilla [Com 12] 

 

UN DOCUMENTAL

La Tierra como protagonista

Planet Earth es una impresionante serie documental –11 capítulos de 50 minutos- que recorre los distintos ecosistemas del pequeño planeta azul, desde los polos hasta los desiertos, pasando por selvas tropicales y montañas. Según sus productores, se trata de “la revisión definitiva de la diversidad en nuestro planeta”.

Planet Earth se estrenó en el primer canal de la BBC en marzo de 2006, y consiguió un rotundo éxito de audiencia, con una media de más de 11 millones de espectadores por episodio. La crítica aclamó su emisión y ensalzó, entre otras virtudes, su espectacular fotografía, en alta definición, y su gran valor educativo. Posteriormente se ha emitido en más de 130 países y ha cosechado los más importantes premios.

Con un presupuesto de 18 millones de euros, Planeta Tierra fue la serie documental de mayor coste realizada hasta ese momento por la cadena británica. Se articuló en forma de coproducción con la empresa norteamericana Discovery Netwoks y la televisión pública japonesa, NHK, que cubrieron alrededor del 60% del coste, a cambio de los derechos para sus territorios. La ventas en el resto del mundo, realizadas por la BBC, han generado unos ingresos superiores a los 23 millones de euros.

Planeta Tierra es el penúltimo ejemplo de una larga tradición de megaseries sobre  historia natural producidas por la BBC, que han constituido grandes éxitos internacionales y se han erigido en referentes de televisión de calidad. La fórmula se inició en 1979 con La vida en la Tierra, escrita y presentada por David Attenborough. El éxito de Planeta Tierra y sus precedentes no puede explicarse únicamente aludiendo a los altos presupuestos disponibles y al empleo de tecnología de última generación. Otro de sus pilares fundamentales es, sin duda,  el formidable patrimonio intangible que constituye la experiencia de la prestigiosa BBC Natural History Unit, que, desde su creación en 1957, ha sabido imprimir a sus creaciones un estilo propio, basado en una producción elegante y una narrativa eficaz.

El éxito de estos programas es el resultado de una apuesta firme que la BBC ha sabido mantener a lo largo de los años. Tal como relata David Attenborough –pionero en la producción de estos programas–, cuando comenzaron a emitirse, los documentales sobre la naturaleza no lograban grandes audiencias. Sin embargo, los responsables de la cadena consideraron que era su obligación como televisión pública apostar por este contenido. Algunos años después, aquella semilla germinó y llegó el fruto del éxito.

Bienvenido León [Com 84 PhD 97]

 

UN PROGRAMA DE REPORTAJES

El triunfo de las buenas historias

En el mundo cada vez más efímero de la televisión, donde dos de cada tres nuevos programas fracasan, llama poderosamente la atención el caso del espacio de reportajes 60 minutes, emitido por la cadena norteamericana CBS desde 1968, lo que lo convierte en el más longevo del prime time, al menos en Norteamérica.  A lo largo de estas cuatro décadas, ha cosechado un gran número de premios, incluyendo 78 Emmys, y se ha convertido en un verdadero fenómeno social. Muchos otros países han imitado el formato.

Con todo, el éxito se hizo esperar, ya que en los primeros años los resultados de audiencia no fueron excesivamente buenos. Sin embargo, a partir de 1975, gracias a una nueva legislación que fomentaba la emisión en prime time de espacios informativos, se ubicó en la noche de los domingos y consiguió ratings millonarios. En 1975 fue el programa con mayor número de espectadores en Estados Unidos y durante dos décadas se ha mantenido entre los diez más vistos.

60 minutes está concebido como una revista semanal para la televisión, sobre asuntos de actualidad. Cada emisión se compone habitualmente de tres reportajes de investigación, muchas veces sobre temas destapados por el propio programa. Entre los asuntos favoritos, destacan los relacionados con la corrupción política y financiera, así como los retratos de personajes célebres. A menudo incluye entrevistas en exclusiva con personajes relevantes, muchos de los cuales han ofrecido destacadas primicias informativas. 

Buena parte del éxito se debe a Don Hewitt,  creador y director (producer) del programa durante 35 años. Tal como escribe en sus memorias, la formula es tan simple, que puede reducirse a cuatro palabras que cualquier niño conoce: “Cuéntame una historia”. Pero, además de buenas historias, el cóctel de éxito se completa con buen periodismo de investigación en un formato propio, en el que las intervenciones de los reporteros sirven de hilo conductor. Hewitt también supo crear una forma de contar, innovadora en su época, en la que las imágenes –y no el texto– llevan el peso de la narración. A lo largo de los años, 60 minutes ha sabido mantener el espíritu de aquel magacín innovador de los  comienzos, ya que ha ido introduciendo en sus reportajes diversas técnicas narrativas y de producción que después han imitado muchos otros programas. Entre ellas, cabe destacar un uso innovador de la cámara oculta para inspeccionar los domicilios o lugares de trabajo de los personajes investigados, con los que han logrado documentos visuales de gran impacto.

Bienvenido León [Com 84 PhD 97]


UNA SERIE EXTRANJERA

Una ficción inteligente y exigente

Es posible una televisión que cuente novelas. Y que critique durísimamente el sistema. Resulta viable que la lucha contra la droga en Baltimore se convierta en un ensayo sociológico sobre la ciudad capitalista contemporánea. Es factible que existan cosas como The Wire en la pequeña pantalla, aunque pertenezca a la HBO, un canal de pago.

Porque The Wire (HBO, 2002-08) no es una serie de ficción fácil. Ni por la forma ni por el contenido. Creada por Ed Burns y David Simon, ex periodista del Baltimore Sun, esta epopeya se caracteriza por un ritmo parsimonioso, lleno de tiempos muertos, donde cada temporada se concentra en la resolución de un único caso policial. Visualmente, se trata de un producto austero, sin acompañamiento musical, con muchos actores no-profesionales, y rodado en escenarios reales para reforzar un reflejo naturalista, auténtico, de las calles de una urbe derruida física, económica y moralmente. Una serie muy alejada, por tanto, de la fascinación visual de CSI o el ritmo frenético de 24, productos ya de por sí con una calidad admirable. 

Pero The Wire va un paso más allá de la estética: también es una serie política, en el sentido más amplio del término. Simon y Burns elaboran una crítica hacia Estados Unidos como tierra de oportunidades y lanzan un torpedo a la línea de flotación del sueño americano, aquel que reza que, si trabajas, obtendrás el éxito y la prosperidad económica. Porque “el juego está amañado”, como se queja uno de los personajes. Y así lo muestra, en toda su crudeza, la serie. Áspera y no apta para todos los públicos, The Wire apuesta por retratar el poder y sus mecanismos, centrándose en los desheredados y las víctimas de unas instituciones que dibuja como corruptas e ineficaces. Las viviendas sociales, el puerto, la alcaldía, la escuela, el tráfico de drogas, el departamento de policía, la carrera judicial y hasta la prensa se retratan con un realismo descarnado y un mensaje demoledor.

Así, The Wire ejemplifica cómo la televisión puede encontrar nichos de mercado con un espectador exigente, capaz de enfrentarse a un texto que se sale del canon puramente lúdico. Es un producto que reclama esfuerzo, atención al detalle, memoria y contemplación; pero que también sabe gratificar a sus seguidores sumergiéndoles en una historia tan ambiciosa como irresistible. 

A pesar de ser su cúspide, The Wire no es una propuesta aislada. La ficción televisiva estadounidense (y la británica) tienen muchísimos programas que apelan a la inteligencia, sin menoscabo de un modelo de negocio exitoso. Esto es posible en una televisión palpitante de ideas, sin complejo de inferioridad con el cine, capaz de contar historias arriesgadas como el jeroglífico narrativo de Lost, la idealización política de The West Wing, los dilemas morales de Breaking Bad, el realismo bélico de The Pacific, las reflexiones identitarias de Battlestar Galactica, las miradas silenciosas de In Treatment o el desmoronamiento vital de Mad Men. Excelentes ejemplos de que otra televisión sí es posible.

Alberto N. García [Com 00 PhD 05] 

 

UN DOCUMENTAL HISTÓRICO

La legitimación de la Historia

Quince años después de su primera emisión en Televisión Española, La Transición, dirigida y realizada por Elías Andrés y escrita y narrada por la periodista Victoria Prego, continúa siendo en nuestro país un referente dentro del género televisivo al que pertenece: el documental de divulgación histórica. Su polémico estreno en 1995 tras dos años “guardada en la nevera” –el entonces director general de TVE, Jordi García Candau, cerró la serie en 1993 por motivos que sus autores todavía hoy no alcanzan a entender– tuvo lugar en unas condiciones de emisión muy difíciles para conquistar a los espectadores: el domingo 23 de julio, de diez a once de la noche, en la minoritaria Segunda Cadena. Sin embargo, contra todo pronóstico, La Transición, cuyos trece episodios narran de modo cronológico los acontecimientos acaecidos en España entre el 20 de diciembre de 1973 y el 22 de julio de 1977, no sólo sobrevivió ese domingo y los siguientes de la época estival a lo que Prego intepretó como una «censura política del programa», sino que además obtuvo los mayores niveles de audiencia logrados hasta entonces por un programa de sus características. 

Efectivamente, la media de telespectadores que vio La Transición durante aquella primera emisión superó los dos millones (con un rating medio del 5,2% y un share medio del 14,4%), cifra que, desde la liberalización del mercado televisivo en España a mediados de la década de los ochenta, sólo había sido alcanzada en 1992 por otra serie documental histórica, Los años vividos –que, no obstante, fue emitida en horario de prime time en la Primera Cadena de TVE–, y que hasta el momento sólo se ha visto rebasada por la obtenida por Memoria de España, serie emitida entre 2004 y 2005 también en el prime time de La 1 y sin interrupciones publicitarias, que logró una media de tres millones de telespectadores.

La excelente acogida por parte del público se refrendó con las críticas favorables de historiadores, periodistas –que otorgaron a Prego el premio Víctor de la Serna al mejor trabajo periodístico del año 1995– como más tarde de los educadores, que la incorporaron como material didáctico para su labor docente. Estos reconocimientos supusieron, en primer lugar, la recompensa a un trabajo serio y riguroso de un equipo muy pequeño que contó con un presupuesto global limitado –medio millón de euros– para la calidad y repercusión del resultado final, que se extendió a lo largo de casi seis años. Pero, sobre todo, supusieron una auténtica legitimación popular de la reconstrucción histórica sobre cómo se llevó a cabo la recuperación de la democracia en España. Esta legitimación se explica no sólo porque La Transición respondiera a la necesidad que, según algunos estudios tienen todos los grupos y sociedades de mirar hacia atrás –también desde el punto de vista fílmico– en ciclos de 20 o 30 años, sino, sobre todo, porque, en un momento en que dicha sociedad estaba perpleja, desilusionada y desorientada por los casos de corrupción que acumulaba el gobierno socialista bajo cuyo mandato se había afianzado la democracia (1982-1996), ofreció una narración mítica y conmemorativa del proceso de cambio político en la que poder mirarse, reconocerse, y posteriormente, compartir. 

Sira Hernández Corchete [Com 97 PhD 04]

 

UN PROGRAMA DE DEPORTES

El corazón del deporte

Un fondo negro y dos personas sentadas. En un lado Michael Robinson y en el otro José Mourinho, flamante nuevo entrenador del Real Madrid. El británico le pregunta al polémico técnico madridista sobre su mujer y la opinión que tiene acerca de la imagen que proyecta en el campo de fútbol. Mourinho responde de forma seca: “No le gusta, no le gusta nada”.

Informe Robinson irrumpió en las pantallas españolas en 2007 para descubrir los entresijos del deporte. Los éxitos y fracasos de los héroes deportivos ocultan pequeñas historias de sufrimiento y superación: un pequeño Messi que confía todo su futuro en la firma de un contrato en una servilleta, los ojos llorosos de un goleador como Etoo al recordarle su salida del F.C. Barcelona o la trágica historia de vida y muerte del montañero Iñaki Ochoa de Olza en el Annapurna.

Informe Robinson, en tan sólo 60 minutos, acerca a los espectadores el lado humano del deporte. Esa dimensión que permite que algunos de los mejores recuerdos estén unidos a experiencias deportivas. Y lo hace de forma muy sencilla, escuchando a sus protagonistas, acercándose a su vida cotidiana y preguntándoles por sus inquietudes. Como los grandes contadores de historias, el programa sabe que detrás de la imagen se encuentran las personas.  Una cámara, una entrevista y música. Informe Robinson no necesita nada más para contagiar al espectador de las emociones del deporte. Y Michael Robinson, como responsable del espacio, lo sabe por experiencia. Él, junto con otros pioneros de Canal +, puso en marcha el primer gran programa deportivo de la televisión española: El día después. La jornada de fútbol era una excusa para hablar de lo que no es evidente, a veces lo superfluo (todavía hay gente que se pregunta qué es una “cola de vaca”), en otras ocasiones lo profundo (los lloros de los aficionados tinerfeños ante la muerte de su jugador Rommel en accidente de coche).  El día después recogía la tradición de los mejores programas deportivos españoles (la polémica moviola de Estudio, Estadio, el afán didáctico de Históricos del balompié y la pasión por el fútbol de Su equipo juega fuera de casa) e introducía una dosis de entretenimiento nunca vista antes en la televisión nacional. Una loca antena parabólica nos brindaba la oportunidad de disfrutar con los mejores jugadores del extranjero, las historias de los equipos más humildes aparecían gracias a los “Reportajes de Raúl” y todas los aspectos curiosos del fútbol sorprendían en una sección que pasó a la historia de la pequeña pantalla: “Lo que el ojo no ve”.  Por ello, cuando ahora el espectador ve cómo Mourinho agacha la cabeza al descubrir su verdadera personalidad, no debe sorprenderse. Y es que Informe Robinson, al contrario que la mayor parte de la banal información deportiva, se centra en lo esencial. El célebre periodista deportivo Heywood Hale afirmaba que el “deporte no construye el carácter, lo revela”. Informe Robinson descubre todo lo que existe tras ese carácter: el corazón del deporte.

 Joseba Bonaut [Com 01 PhD 06]

 

UN DOCU-REALITY

Un formato con muchas variantes

Españoles por el mundo, programa que actualmente se emite en TVE, es uno de los éxitos de la televisión de la primera década del siglo XXI. Al menos, en cuanto a cuota de pantalla se refiere.

En el programa, varios reporteros recorren distintos países para entrevistar a personas que un día abandonaron su tierra natal. El espectador conoce los rincones de la ciudad, sus curiosidades o sus costumbres, pero se adentra a la vez en la vida personal de los protagonistas. Muchos emigraron para conseguir un futuro mejor, otros se fueron a estudiar y se quedaron. Algunos cambiaron los escenarios de su vida por amor. 

El origen del programa se remonta a Madrileños por el mundo, que nació en el año 2005 para Telemadrid. Su creadora, Paloma Ferre, inventó el formato con Mi cámara y yo, una fórmula sencilla que consistía en hacer reportajes con la cámara al hombro. Después probó con madrileños que vivían en el extranjero y el formato cosechó gran éxito. Españoles por el mundo es un calco de la versión madrileña, hasta el punto de que Telemadrid estudió en su día demandar a TVE por plagio.

Telecinco intentó algo parecido con Javier Sardá y Dutifri, un programa en el que visitaba diferentes países y ciudades de cualquier parte del mundo, pero que no triunfó. En su caso, el guía era un español, pero además tenía que ser famoso. 

En la actualidad, este tipo de formatos han proliferado en la televisión española. Sólo hay que hacer un poco de zapping para descubrir que existen Callejeros viajeros, Aragoneses por el mundo, Andaluces por el mundo e incluso ¡Hinchas por el mundo! Antena 3 dio una vuelta más de tuerca al género con Mamá, tú no mires, donde el protagonista es un estudiante que vive fuera. Incluso Canal Cocina se animó este verano a probar suerte con Cocineros españoles por el mundo, que se estrenó el 9 de julio, con periodicidad semanal. Sus promotores visitaron 22 ciudades extranjeras para averiguar cómo los cocineros españoles difunden la gastronomía nacional más allá de las fronteras: dónde compran, dónde trabajan, qué tipo de cocina se hace en el país en el que viven, qué tipo de clientes tienen... Hay canales que han trabajado el formato, pero a la inversa: forasteros en España. Pilar Rubio se encargó de llevar a cabo el programa para Canal Sur en 2009, junto a Paco Lobatón: Extranjeros por Andalucía. Televisión Española también ha apostado en 2010 por este formato con su particular Destino España.

Españoles por el mundo ha alcanzado cuotas de pantalla próximas al 20% y en algunos casos  ha sido el programa más visto del prime time. Ocurrió con el espacio dedicado a París en en septiembre de 2009, que cautivó a  3.414.000 espectadores, un 21,7% de share.

María Malo [Com 11]

 

PUBLICIDAD

Anuncios que trajeron cola

Hoy el mundo es complicado. En los ochenta no lo era tanto: resultaba fácil llegar a la gente, y cualquier anuncio nuevo en la televisión lo veía todo el mundo. Fue sin duda alguna la época dorada del negocio publicitario. Años de películas ambiciosas, populares, sencillas, espontáneas y brillantes que se filtraban a través de todos los ámbitos sociales y llegaban a ser parte del imaginario popular. ¿Quién no recuerda las marcas o productos escondidos bajo eslóganes como “Si bebes, no conduzcas” (1986), “Si no hay Casera, nos vamos” (1987), “Leche, cacao, avellanas y azúcar” (1986), “Aprende de tus hijos” (1987) o “Cuate, aquí hay tomate” (1982)?

La ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles) es posiblemente uno de los clientes que más ha apostado por la creatividad en España. Siempre se ha caracterizado por el uso de ideas arriesgadas para vender sus productos. En 1988, la agencia Contrapunto realizó la campaña “Traerá cola”, una de las primeras acciones de comunicación en España que empleó el formato teaser. La ONCE quería posicionar el cupón como un sorteo apetecible y no como una limosna. El Cuponazo –nombre que luego se ha adaptado a otros sorteos extraordinarios– contaba una historia a través de dos relatos: suspense y explicación. La película contó con un gran presupuesto de producción y los últimos avances en realización audiovisual. 

La primera semana apareció un spot donde se veía una inmensa fila de personas esperando no se sabía qué y una voz en off informaba de que a los pocos días algo muy grande iba a ocurrir en España, algo que iba a “traer cola”. 

El taxista con el camarero, el abogado con el portero, el policía con el frutero se preguntaban qué había detrás de esa larga y enigmática cola. Todo los españoles se hicieron cábalas. Finalmente, la segunda película desentrañó el misterio: un ciego se dirigía a su puesto de venta y al mostrar el premio de los viernes, con altísimo valor, provocaba un efecto dominó de caída.

Jorge del Río [Com 96 PhD 02]