Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

El suicidio, un drama silenciado

Texto y fotografía Camila Angulo, Carmen Juárez, Nerea Larriu, Javier Leal, Joana Lizarraga, Ramón Llorens, Nerea Longás, Ángela Martí, Loreto Sesma, Fermín Torrano [Com 18] y Javier Marrodán [Com 89]

Hace unas semanas, el Gobierno anunció su propósito de poner en marcha en España un plan de prevención del suicidio. Se trata de un problema de salud pública de primer orden. En 2016 se suicidaron en España 3 569 personas, casi el doble de las que murieron en accidentes de tráfico y doce veces más de las fallecidas por homicidio. En el mundo hay un suicidio cada cuarenta segundos. Eso supone  2 160 muertes al día. No parece que los números vayan a cambiar. Sin embargo, se sigue hablando muy poco del suicidio. Diez personas que se hallan especialmente cerca de esta realidad intentan deshacer tabús en este reportaje.


Romper el tabú

El experto: Alfredo Martínez Larrea

«El suicidio es un tema tabú». Lo afirma Alfredo Martínez Larrea, presidente de la Comisión para la Prevención de las Conductas Suicidas del Gobierno de Navarra, que se creó en 2014 con el fin de coordinar a un grupo de expertos de distintos ámbitos (médicos, técnicos, policiales o periodísticos). «Poco a poco se está empezando a tratar más, pero aún queda mucho por hacer», asegura Martínez Larrea. A su juicio, el silencio está relacionado con el miedo de la sociedad al suicidio y las enfermedades mentales. Es además un asunto que parte con frecuencia de premisas equivocadas. Por ejemplo: «El suicidio es una salida cuando todas las demás opciones parecen imposibles», «El que se quiere suicidar no lo dice», «El que intenta suicidarse siempre estará en peligro»... Por eso, Alfredo Martínez considera que es imprescindible distinguir entre una enfermedad mental y un problema de salud mental: «Un día te machacas en el gimnasio, luego sales por la noche y bebes alguna copa de más. Al día siguiente, te levantas con dolor de gemelos y de cabeza. ¿Estás enfermo? No, pero tienes un pequeño problema de salud». Y añade: «Con enfermedad mental nos referimos, por citar un caso, a una esquizofrenia. En cambio, la tristeza es un problema de salud mental».

La diferencia es significativa porque, según precisa, el 90 por ciento de los suicidios tienen detrás una enfermedad mental, aunque no se trate del único motivo: «No existe una sola causa. Se juntan elementos de distintos tipos». Hay también personas que se arrebatan la vida y que no sufren ninguna enfermedad mental ni han mostrado nunca tendencias suicidas. «En ocasiones —explica— desempeña un papel importante la impulsividad. Incluso, el hecho de no haber valorado suficientemente el riesgo. A veces, la primera señal de tendencias suicidas es el propio suicidio».

Otro de los falsos mitos que han crecido en torno al suicidio es que hablar de este tema con alguien que está sopesando quitarse la vida puede incitarle a hacerlo. Alfredo Martínez sostiene justo lo contrario: «Debemos conversar con la persona con franqueza. Tiene que superar estas conductas afrontando sus miedos. Si escuchamos y aceptamos lo que nos diga, podremos empezar a buscar ayuda, tanto en el entorno más próximo como en el nivel especializado». Siempre existen lugares a los que acudir: el 112, el sistema sanitario, el Teléfono de la Esperanza… Además, en hospitales psiquiátricos y en centros de día se trabaja de forma continuada con las personas en riesgo de desarrollar tendencias suicidas.