Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

¿De verdad se divide el mundo en dos?

Texto: Joseluís González [Filg 82], profesor y escritor.  

«Lo primero para pensar sobre el futuro es conocer el presente». Diez razones parecen explicar que entendemos erróneamente el mundo. Nos tapan la mirada para ver que las cosas son mejores de lo que pensamos. Hans Rosling tituló Factfulness, la parte de la realidad fundada en hechos, su best seller.

 


Juan Ángel Monreal [Com 97], redactor de Diario de Noticias de Navarra, compañero de asignatura en la Facultad de Comunicación, maestro en la elegancia de la amistad, deja planear en clase este dilema decisivo sobre la prontitud en la profesión: «No hay más que dos tipos de periodistas: los rápidos… y los que no son periodistas». Es una clasificación incontestable. Enseñar con el aliciente del humor ayuda a aprender, me parece a mí. Y a asimilar.

Otro amigo nos reveló un día esta otra división, no tan comprobada: «No existen más que dos tipos de personas: los que tienen úlcera de estómago y los que la provocan».

¿De verdad se divide siempre el mundo en dos? Y el futuro… ¿en cuántos gajos? Y el presente, con planos numerosos, inclinados, tangenciales, paralelos, con más encuadres que un largometraje, ¿cuántas fragmentaciones y visiones admite? ¿Vemos el mundo tal y como es? Remedando el estilo de Unamuno y sus quiasmos: ¿qué es mayor: la realidad de la verdad o la verdad de la realidad?

Uno casi prefiere sobrellevar una perforación intestinal que encarar lo real y sus contradictorios enfoques. ¿A quién no le tienta separar en dos campos todo lo que tenga por delante? Vencedores o vencidos, dentro o fuera. Apocalípticos e integrados, carne o pescado. Castigados o atiborrados de premios. Rotos y descosidos o deshilachados y con costurones... Presa y depredador. Esquematismos a brochazos. Parece este un tiempo de redes implacables y de riesgos de polarización política, económica, social, cultural… Parece nuestra propia era, tan global y tan local. Sin embargo, un libro titulado Factfulness (2018) —la parte de la realidad fundada en hechos—, del médico y profesor y estadístico Hans Rosling, quiere desmentir con datos gigantes la idea rotundamente equivocada de que el mundo está dividido en dos.

¿Qué porcentaje de la población global vive en la pobreza? ¿Cuántas niñas acaban la educación básica en los países pobres? ¿Cuál es, actualmente, la esperanza de vida? Estas preguntas las formula la contracubierta de este ensayo. Y la experiencia del Dr. Rosling añade otras. Por ejemplo: a escala global, ¿qué porcentaje aproximado de adultos sabe leer y escribir? ¿El 80 por ciento, el 60 por ciento, el 40 por ciento...? ¿Aumentaron en el siglo XX las muertes por desastres naturales? ¿Cuánto? ¿Nada, el doble, la mitad? Las respuestas que da la mayoría de la gente —periodistas, responsables de grandes empresas, cargos políticos, pensadores, público en general…— se desvían de la realidad de los hechos, de los datos condensados. Es más: tienden —tendemos— a creer que las cosas van peor de lo que van. Sin embargo, el mundo se encamina hacia el progreso material. Leen y escriben ochenta de cada cien adultos. La esperanza de vida promedio ronda los setenta años. Y la perspectiva suele ser amplia y favorable. 

En definitiva, aseguraba el bueno de Rosling, este mundo no es tan malo ni tan peligroso ni está tan desesperado como pensamos. Pero ¿por qué lo vemos mal?

Diez inclinaciones —instincts—, diez sesgos parecen explicar por qué entendemos erróneamente la vida. Según Rosling son el instinto de la separación (esa tendencia a dividir todo en dos, a polarizar en ricos y pobres, en nosotros y ellos), el instinto de negatividad, el de la línea recta, el del miedo, el del tamaño, el de la generalización, el del destino o la suerte, el de la perspectiva única, el instinto de culpa y el de urgencia. El sesgo de la negatividad se plasma en que retumban con más eco y más información los sucesos negativos que las cosas que van bien. El prejuicio de la línea recta asevera que, si nos ceñimos a los hechos, la vida dibuja altibajos, curvas. Rosling lo explica con amenidad y encadenando anécdotas y ejemplos. Da gusto leerlo.

Un profesor de Redacción de esta Universidad explica que lo contrario de vender no es exactamente comprar. Y pregunta si desaconsejar equivale a no aconsejar. El Dr. Rosling murió de cáncer de páncreas a los 68 años, poco antes de que terminara este trabajo. En su Suecia natal era un hombre conocido, sobre todo por sus charlas TED. Como divulgador de viva voz tenía talento y eficacia: cifras, humor, ritmo, chistes punzantes… Congeniaba con los asistentes. «Lo interesante no son las cifras, sino lo que nos indican sobre las vidas que hay detrás de ellas», averiguó. Como un buen periodista. Como alguien rápido y verdaderamente humano.