Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Dinard: nostalgia de los sesenta y setenta

Texto Jorge Collar

El festival de cine británico supera sus veinte años de historia con una mirada optimista al pasado.


El marco es el mismo –la belleza de la Costa Esmeralda– en un Dinard que juega a ser la Costa Azul de las Islas Británicas. El XXI Festival de Cine Británico ha desplegado sus proyecciones ante un público apasionado. El marco no cambia, pero sí el contenido; esta vez la reputación de de dureza y pesimismo del cine británico se abre sobre horizontes positivos: la evocación nostálgica de los años sesenta-setenta con la aventura planetaria de los Beatles. Si detrás de las canciones existen dramas, la música es la que perdura hoy y gana la batalla. La evocación de John Lennon,(en una película reseñada en páginas siguientes)fuera de competición, fue uno de los momentos intensos del Festival.

Sex, Drugs and Rock and Roll, de Mat Whitecros, sigue la carrera humana y artística de Ian Dury, que fue víctima de la poliomielitis. Es la historia de un combate, no siempre ganado, contra los demonios de la celebridad y del olvido. Pero es el compositor el que tiene la última palabra hasta su muerte a los 58 años en 2000. 

Música y danza serán los elementos determinantes de Soulboy, de Shimmy Marcus, que se interesa por un lugar mítico del norte de Inglaterra, Wigan, y su casino, donde se daban cita desde 1973 hasta los años ochenta los amantes de la “Northern Soul”, música popular afro-americana. 

En 1996, Howard Marks (Rhys Ifans) publica su autobiografía, escrita después de haber pasado siete años en una dura cárcel americana. El libro inspira la película de Bernard Rose, Mr Nice. Un curioso personaje que controló el tráfico de hachís en Estados Unidos a través de 43 identidades, 89 líneas telefónicas, 25 sociedades pantalla y sus relaciones con la CIA, el IRA o la Mafia. Y llevando una vida familiar normal.

 Skeletons, la primera película de Nick Whitfield dio al Festival su intermedio surrealista. En ella invita a seguir a dos individuos: Bennet (Andrew Buckley) y Davies (Ed Gaughan) que recorren Inglaterra para ejecutar los contratos de su sociedad. Las cosas no son del todo claras, hasta que el espectador descubre que el tono de la película se relaciona con el teatro del absurdo. Whitfield consigue mantener el interés en la obra más original de Dinard 2010. 

La vena social del cine inglés no está reñida con la comedia. We Want Sex, de Nigel Cole evoca una historia de 1968, cuando las 183 obreras del taller de costura de la fábrica de Dagenham de la Ford en Gran Bretaña declararon una huelga que duraría tres semanas. Rita (Sally Hawkins) y Lisa (Rosamund Pike) son las cabecillas de las reivindicaciones consideradas como utópicas: dar a las mujeres el mismo nivel de salario que a los hombres. We Want Sex es una película bien equilibrada entre suspense, emoción y humor. Por ello ha acumulado premios: el Hitchcock de Oro (compartido con Treacle Jr.),el del mejor guión y el premio del público.

Treacle Jr., de Jamie Thraves, es una comedia que transcurre en la actualidad. Todo comienza de forma enigmática. Tom (Tom Fischer) padre de familia sin historia, decide un día abandonar todo para dormir en las calles de Londres. Encerrado en un mutismo absoluto, su camino se cruza con el de Aidan (Aidan Gillen), un carácter extrovertido que no para de hablar y que se da cuenta de la situación de Tom. Hombre generoso y corazón disponible, Aidan aloja a Tom, cosa que no aprecia la amiga ocasional del primero. La acción multiplica los incidentes; si Tom se encierra en el silencio, Aidan es pródigo en explicaciones, en particular sobre su sueño de comprar una batería para desarrollar sus dones musicales. La relación entre los dos progresa sin que pueda hablarse de amistad. Sin insistir, se habrán abordado grandes temas del mundo actual: la depresión y la dificultad de comunicación. Ambos se resuelven de forma positiva, lo que permite poner una nota de optimismo en el punto final del Festival.


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