Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 718

Puertas llenas de significado


Gaudí concibió la Sagrada Familia como una gran catequesis en piedra, una explicación de la Sagrada Escritura a través del arte, y Etsuro Sotoo asumió esta idea desde su llegada a Barcelona. 

Cuando comenzó a restaurar el pórtico del Rosario, que fue para él como el «testamento de Gaudí», se dio cuenta de que la imagen de María tenía en sus manos un rosario con nueve guijarros en cada misterio, en lugar de diez, que es lo habitual. Al investigar sobre la figura del arquitecto modernista descubrió que rezaba misterios de nueve avemarías en honor a la Santísima Trinidad, porque nueve son tres veces tres.

Como Gaudí, Sotoo ha querido también dejar de algún modo su huella entre sus esculturas. Las puertas del portal de la Esperanza, por ejemplo, hay que leerlas de abajo arriba. Primero aparece un bloque de rugosidades que representan la arena del desierto del Sinaí y recuerdan la huida a Egipto, cuando José abandona su tierra con María y Jesús a través de las dunas para salvar a su familia. Y, pasado el desierto, los portones de bronce se convierten en un mar lleno de peces. Ese mar y esos peces significan, de entrada, la vida abundante que llega después del éxodo: el fruto de la esperanza. Pero todos esos peces son también los cristianos que se multiplicaron por todo el planeta gracias a la determinación de José.  Las primeras comunidades de cristianos usaban el ichtus (pez, en griego) para representar a Cristo.

Otra particularidad: esos peces no existen en España. Son carpas japonesas. Sotoo asegura que esculpió esos animales porque su forma alargada se adaptaba mejor a las necesidades técnicas de la escultura, pero no es difícil adivinar en ellos la historia de la conversión del escultor al cristianismo.

La arquitecta italiana Chiara Curti recoge en un artículo sobre la obra de Sotoo para Es Japón algunos detalles más sobre estas puertas. Detalles como la hiedra que recubre todo el portón de la Caridad que es, para el artista, la planta que mejor significa el amor; porque cada rama, para crecer, necesita sostenerse en la de al lado. O el material con el que se han construido, el bronce, que se desgasta por el contacto y se abrillanta. Según Sotoo, las personas son como el bronce: no se estropea al tocarlo, sino que se hace más bello.