Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Isaías Calvo: «El Camino de Santiago contribuye a fraguar la conciencia de Europa»

Texto: Ignacio Uría [Der 95 PhD His 04]   Fotografía: Manuel Castells [Com 87]

En 2019 más de 347.000 peregrinos llegaron a Santiago de Compostela procedentes de 180 países. Si las previsiones para 2021 se confirman, el próximo Año Jubilar volverá a convertir el Camino en la «calle Mayor de Europa», como dijo Juan Pablo II. Pendiente de los preparativos, Isaías Calvo [Der 94], director del Xacobeo 2021 en Galicia, supervisa la gestión de la red de albergues de la Xunta, así como la relación con las asociaciones de Amigos del Camino en todo el mundo. Tras más de doce siglos de historia, la ruta jacobea continúa interpelando la dimensión espiritual de miles de personas de diferentes generaciones y culturas.


¿Cómo ha vivido su vuelta al campus de Pamplona?

Ha pasado un cuarto de siglo desde mi graduación, pero guardo buenísimos recuerdos: personas, tiempos y proyectos inolvidables. Ahora he tenido la oportunidad de reencontrarme con grandes amigos, redescubrir la ciudad y también esta maravilla de campus atravesado por el Camino de Santiago. Pamplona nunca defrauda, como me ha dicho en alguna ocasión José Antonio Fernández [Far 85 PhD 88 PDG IESE 94], impulsor de la Acreditación Jacobea Universitaria y peregrino —a pie, en bici, en moto...—.

 

¿De qué manera el Camino alberga la esencia de Europa, como afirmó Juan Pablo II?

El mapa de Europa es el mapa de decenas de miles de kilómetros de caminos de Santiago. El Camino ha desempeñado un papel clave en el desarrollo de los territorios que atraviesa. Este gran proyecto es una llamada a la universalidad. En sus diferentes trazados ha contribuido, además, a fraguar la conciencia de Europa. El intercambio cultural derivado del movimiento de tantos peregrinos, como ha reconocido el Consejo de Europa, embajador de honor del Camino desde 2019, favorece la unidad continental. Nunca debemos olvidarlo, pero especialmente en estos tiempos de turbulencias políticas, de nacionalismo exacerbado y de arrinconamiento de la dimensión espiritual del hombre. 

 

¿Por qué el Camino atrae a peregrinos de cualquier parte del planeta?

El Camino de Santiago diluye las fronteras culturales y nos recuerda las raíces que compartimos. El Camino trasciende Galicia y España porque va más allá de Europa o de Occidente. En 2019 llegaron peregrinos procedentes de 180 de los 192 países del mundo, de todas las razas y credos, o de la ausencia de ellos. Hay más de trescientas asociaciones que trabajan desinteresadamente a favor del Camino de Santiago en los cinco continentes.

 

¿Cómo se abre paso la ruta jacobea en una Europa descreída?

El Camino nace como peregrinación religiosa y esta dimensión sigue vigente en un amplio porcentaje, según datos de la Oficina del Peregrino. En primer lugar figura el estímulo religioso-cultural. A otras personas les impulsan motivaciones espirituales, deportivas, culturales… En los caminos se encuentran todas, y en ellas nos asomamos a nuestra propia complejidad como seres humanos. Se trata de un espacio único en el mundo que promueve el diálogo y el encuentro intercultural, interreligioso e intergeneracional. Como afirmó Chateaubriand, cualquier peregrino vuelve siempre a su lugar de origen con un prejuicio menos y una idea más.

 

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«El mapa de Europa es el mapa de decenas de miles de kilómetros de caminos de Santiago. El Camino ha desempeñado un papel clave en el desarrollo de los territorios que atraviesa»

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¿Y no se ha banalizado el Camino de Santiago?

Hay turismo, y eso no es malo. El problema sería que solo hubiera turismo. Los valores jacobeos —el esfuerzo, el encuentro, la generosidad, el respeto, la apertura mental, la fe…— evitan que el Camino se convierta en una realidad banal, efímera. Los jóvenes desean implicarse en la aventura jacobea porque perciben algo superior que saca lo mejor de ellos y que les invita a crecer interiormente. Y se reafirman kilómetro a kilómetro, paso a paso. Esta peregrinación con más de doce siglos de historia no es un producto turístico y no podemos permitir que  pierda su sentido original: la dimensión espiritual, esa llamada a nuestra interioridad. 

 

¿Qué une a los peregrinos de distintas épocas?

Como dijo en una entrevista Julián Barrio, arzobispo de Santiago, «el peregrino es un viajero de lo sagrado y un transmisor de saberes». Quien parte de Roncesvalles (Navarra) o pernocta en San Juan de Ortega (Burgos) camina en la historia y descubre, por ejemplo, a Carlomagno o santo Domingo de la Calzada. Nuestros antepasados recorrieron este itinerario siempre con una meta en la cabeza; unos para cumplir una promesa, otros como penitencia, para ver mundo o para buscar trabajo en la construcción de una abadía... Esto le diferencia de otras rutas con un patrimonio riquísimo o paisajes impresionantes. De ahí su trascendencia internacional. 

 

Importantes reconocimientos ensalzan el Camino como un hito cultural para la humanidad.

Princesa de Asturias de la Concordia (2004), Patrimonio Cultural Común Europeo (1993), Primer Itinerario Cultural Europeo (1987)... El Camino nos acerca a decenas de obras que son Patrimonio de la Humanidad, como el Camino Francés, el Camino del Norte, el Primitivo o la ciudad vieja de Santiago. Una concentración de belleza al alcance de muy pocos espacios —conjuntos históricos, castillos, catedrales, monasterios, conventos y museos— en un marco natural sobrecogedor. Todo ello en relación con la gente que vive al pie de los caminos. De los casi cincuenta lugares españoles distinguidos por la Unesco, aproximadamente la mitad se encuentra en las rutas a Santiago de Compostela. 

 

¿Qué puede hacer un apasionado del Camino para colaborar en su protección?

Lo más sencillo es contactar con alguna asociación de Amigos del Camino de Santiago, que existen en todo el mundo. A través de ellas, los universitarios pueden ayudar a preservar el Camino; desde mantener las señalizaciones a ser guía de un pueblo. Son pequeñas cosas que tienen un gran valor. 

 

Invitado por el servicio de Deportes, Isaías Calvo viajó a Pamplona y se reunió con el alcalde de la ciudad | Manuel Castells

 

¿Qué aportan estas asociaciones a la historia del Camino?

Las forman personas corrientes, de cualquier edad, que dedican su tiempo libre a los peregrinos. Los amigos del Camino son expertos en acoger. Además, están en el origen del renacimiento de la peregrinación a Santiago a finales del siglo XX. Ellas abrieron brecha de nuevo, recogiendo el impulso de Juan Pablo II en 1982 cuando, en la propia catedral compostelana, dio una homilía de hondo sentido jacobeo. Este papa visitó dos veces Galicia y fue el primer pontífice en hacerlo en Año Santo. Incluso en 1989 recorrió vestido de peregrino los últimos cien metros del Camino, que bautizó con el título de «la calle Mayor de Europa».

 

¿Cómo se afronta el futuro de esta peregrinación?

Antes de que el covid-19 paralizara la actividad jacobea, el Camino vivía un gran momento. En 2018 llegaron 327.342 peregrinos a Santiago, y en 2019 se superaron los 347.000 (hablamos de los que piden la Compostela). Pero existen importantes desafíos: el cuidado exquisito del patrimonio cultural y natural, revitalizar las poblaciones rurales, impulsar la peregrinación durante los meses de invierno, reforzar la participación social… En definitiva, tratar los caminos como un recurso de primera magnitud. Además del plan gallego de conservación de ese patrimonio, nos gustaría contar con un proyecto nacional de los Caminos de Santiago. Es imprescindible que España, como país, se implique; en especial en los años santos jubilares, como 2021. 

 

Muchos peregrinos sellan en el campus de Pamplona su credencial o piden la Acreditación Universitaria.

La Universidad de Navarra tiene la suerte de poder hacer el Camino y teorizar sobre él. Siempre es bienvenida la investigación sobre la ruta jacobea desde múltiples campos: el medioambiente, la salud, la gestión patrimonial y turística, la historia del arte, el derecho… Y también es un placer confirmar el cuidado de mi universidad por el Camino a través de su cátedra, las peregrinaciones de las facultades y colegios mayores o los voluntarios en los albergues.... Pero, claro, aquí hay grandes peregrinos jacobeos: Manolo Casado, Jesús Tanco, Tite Ibarrola, Tomás Trigo, José Antonio Fernández… 

 

¿Todo listo para el Año Santo de 2021? 

En una ocasión escuché al entonces arzobispo de Santiago de Cuba, Pedro Meurice, decir que el Año Santo —aquel en el que el 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol, cae en domingo— era un momento en el que Dios tiraba la casa por la ventana. Se refería a los bienes espirituales que llegaban en esos doce meses, pero a los que nosotros podemos unir la repercusión internacional. El próximo Año Jubilar será el acontecimiento cultural más importante de Europa en 2021. Después de once años sin haber celebrado ninguno, entre 2021 y 2032 vamos a tener tres. 

Las asociaciones de Amigos del Camino repartidas por el mundo se han volcado en los preparativos con entusiasmo. En Galicia llevamos casi dos años desarrollando el primer plan estratégico para un Año Jubilar. Incluye acciones como la programación de una docena de eventos culturales diarios en tierras gallegas, la ampliación de la red pública de albergues, la señalización de todos los caminos... Seguimos trabajando para que la catedral reciba a los peregrinos en todo su esplendor gracias a las obras ejecutadas a lo largo de estos últimos años, para que avisten Santiago desde un Monte del Gozo remodelado y más jacobeo que nunca.

 

«Caminante, no hay camino»

 

Con más de dos mil millones de personas confinadas para frenar la propagación del covid-19, la pandemia ha dejado imágenes insólitas en casi cualquier rincón del planeta, como la universal Times Square deshabitada. También la principal vía de Europa amanece desierta desde el 14 de marzo. Como consecuencia del estado de alarma decretado en España, nadie peregrina para abrazar al apóstol Santiago en la catedral compostelana. Los albergues se encuentran cerrados y, por primera vez en treinta años, los hospitaleros voluntarios tampoco guardan el Camino. En la página web de la Oficina de Atención al Peregrino, el contador digital de visitas registró durante meses el vacío. Los caminantes sin Camino, sin embargo, continúan manteniendo vivo el espíritu jacobeo desde sus casas y esperan ansiosos el día en que puedan volver a él.