José Antonio Vidal-Quadras
Ecos
Por la señal de la Santa Cruz...
Desde arriba nos sonríen estos ángeles del precioso Crucero del campus, que nos guía a los caminantes. Quedó plantado allí, junto al Colegio Mayor Goimendi, el 2 de octubre de 1978, para reseñar el 50 aniversario del nacimiento del Opus Dei.
Tres años antes, en marzo de 1975, don Amador García Bañón había sugerido a nuestro gerente, Eduardo Guerrero, que, por encontrarnos en pleno Camino de Santiago, sería muy apropiado marcarlo con un Crucero que, al paso, pudiera conmemorar la fecha del 2 de octubre de 1928.
Al rector don Francisco Ponz, a la Cancillería y a todos les pareció muy bien. Se buscó asesoramiento y encontraron al mejor: don Alejandro Barral (hoy canónigo de la Catedral de Santiago), que había trabajado en Talleres de Arte, sabía mucho de iconografía religiosa y era un estudioso de lo compostelano. Don Alejandro, de acuerdo con Carlos Soria y Eduardo Guerrero, dibujó los bocetos y diseñó el proyecto, con las imágenes del Apóstol y de San Miguel, por nuestra Universidad, y los escudos de las merindades navarras, Pamplona, Estella, Tudela, Olite y Sangüesa, completados con los de Navarra, Santiago y una estrella simple. Lo encargó todo al canteiro José García Justo, de Marcón, Pontevedra, que había hecho altares y esculpido muchas imágenes. Más que cantero es un verdadero maestro. Así, bien dirigido, en tres meses terminó el esbelto Crucero con granito gallego.
Vino con su mujer a montarlo. Soria le invitó a firmarlo, pero se negó: “No es costumbre, siempre son anónimos”. Quedaba demasiado nuevo, y Rafael Jordana hizo en Ciencias un brebaje con leche y yerbas, y el canteiro, con un trapito, lo fue untando para estimular a los microorganismos. Y “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” el maestro se despidió muy contento.