Ver la parte de atrás del universo
El hombre que fue jueves
G. K. Chesterton | Sekotia, 2013 | 298 páginas, 20 euros |
EL CLÁSICO
La palabra «Armagedón» aparece una sola vez en la Biblia. En el último libro, el más nutrido de simbolismo: el Apocalipsis. Esas páginas llenas de revelación y descubrimiento interpretan la seguridad y la bondad del águila, la violencia guerrera del caballo y sus jinetes horrendos o el león como poder. Allí el vino —la uva exprimida— se hace símbolo de Dios que juzga, y el arcoíris representa la misericordia fiel del Creador, que mantiene siempre la alianza de su pacto. Armagedón, en esa única presencia en el Libro de los Libros, designa la batalla que sostendrán Cristo y las fuerzas del Bien contra los poderes demoniacos.
En El hombre que fue jueves (1908), también se libra un conflicto: combaten miembros de la Policía secreta contra un círculo de anarquistas que pretenden devastar el mundo. La trama policiaca encarnada en unos pocos y vertiginosos días por Gabriel Syme —Jueves— es divertida, llena de magnetismo y de emociones y algunos despropósitos contra la realidad y sus sorpresas. Esa destreza narrativa se ramifica en interpretaciones simbólicas, esencialmente de carácter filosófico: luchan el libre albedrío y la existencia del mal irracional, dos misterios relacionados, según apunta uno de los mejores comentaristas de esta novela, el pensador y matemático Martin Gardner. Para otros, de visión posmoderna, la narración divide maniqueamente el inmovilismo frente al afán por alterar el sistema social, y sospechan una sátira a Gobiernos que crean organizaciones secretas para justificar su abuso de poder.
Pero su autor, por aquellas fechas anglicano, el colosal —medía casi casi dos metros y pesaba unos ciento treinta kilos—, prolífico y polemista inglés G. K. Chesterton (1874-1936), acabaría sentenciando, como su genial personaje el Padre Brown, que el pesimista se pregunta para qué sirve lo bueno. Vemos, de momento, la parte de atrás del mundo, sus espaldas.
Quizá la edición en español más interesante hoy sea la de Sekotia, que traduce la anotada por Gardner. Irresistible pesadilla. Bendita pesadilla. Darle la vuelta al mundo. Irreversiblemente.
Joseluís González