Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

El médico del bingo

Texto: Bea Jiménez [His Com 20]. Fotografía: Nico Amich [Med 22]  

Nico tiene 21 años, no es del Barça pero sí barcelonés y estudia Medicina. Se toma muy en serio lo de la llamada vocacional. No pudo quedarse en Pamplona cuando un conocido le dijo que necesitaban personal médico en una residencia de Barcelona. Se colgó el fonendo y atendió durante las semanas más críticas a enfermos de coronavirus.


El bingo es el deporte nacional de nuestros mayores. En la residencia privada donde se presentó Nico Amich [Med 22] de voluntario lo sabían. El ritual era sencillo. Nico se ponía al final del pasillo con el bombo, los ancianos aguardaban en sus habitaciones con las puertas abiertas, y la función empezaba. Para que nadie se perdiera, subía y bajaba las escaleras cantando los números a pleno pulmón. Nunca se imaginó ejercer de médico en cuarto de carrera. Y mucho menos tener que correr gritando cifras al azar en un asilo afectado por covid-19 en Barcelona. Pero jugar al bingo hacía que ese centro volviese a ser un hogar y no un pretendido hospital sin recursos. 

Viajó desde Pamplona al enterarse de la falta de personal. Llegó el 15 de marzo por la noche, y desde entonces sus días se convirtieron en jornadas continuas sin apenas descanso. «Horario como tal no tenía. Era el tiempo que pudieras dar», dice. Un tiempo de exposición al virus que había reducido la plantilla sanitaria en el peor momento. Solo quedaban una enfermera, una doctora a tiempo parcial, una veintena de auxiliares y él. Así que se convirtió en la única autoridad médica permanente: la única referencia para más de cien personas. 

Empezaron poniendo pegatinas en las puertas para marcar  los posibles casos de coronavirus. A partir de ahí «había que hacer lo que se pudiera con lo que se tuviera», explica. No era posible derivar enfermos por la falta de camas en los hospitales.  Así que puso en práctica lo aprendido en la Universidad, auscultando a los pacientes, desentrañando los síntomas comunes de la neumonía y aplicando el tratamiento pautado. Como la situación cambiaba diariamente, por la noche se informaba de los últimos avances sobre el virus. Además intentaba —sin mucho éxito— estudiar para los exámenes finales. En medio de esa incertidumbre lo peor era lidiar con la frustración. El protocolo no preveía la falta de bombonas de oxígeno, tener solamente cuatro trajes sanitarios o no poder examinar en una radiografía los pulmones de un enfermo. Atado de manos, solo le quedaba medicar con corticoides,  jugar al bingo y no fallar en la cercanía. 

Después de las semanas más críticas, Nico explica que ha aprendido tres cosas esenciales. La primera, el valor de acompañar: «Lo que se trata no es una enfermedad, es un paciente». Intentaba convertir las rondas médicas en visitas agradables, porque «muchos se preocupaban por si les llegaba una mala noticia». Así, con el tiempo, el anciano de la 310 acabó siendo Joaquín. Y Joaquín empezó a esperarle. Como también otros tantos, que, entusiasmados, le comunicaban el nacimiento de un nieto o la sorpresa de un regalo recibido. En segundo lugar, la importancia de comunicar. «Cara a las familias y a los pacientes, era clave que supieran lo que ocurría en cada momento» para que ninguna situación les pillara por sorpresa. Por último, que en la batalla contra el coronavirus era necesario aferrarse a las victorias antes que a las derrotas. Cuando alguien se recuperaba, era el momento de la ovación. Los aplausos daban paso a una euforia momentánea que, como el bingo, reconquistaba un hogar. 

Nico descubrió su vocación a los dieciséis años. Le cogieron en un programa estadounidense para investigar la mejora del sistema inmunológico contra el cáncer. Le entusiasmó, pero se dio cuenta de que quería ver el impacto de esos resultados en las personas. Esa aspiración le ha llevado a entregar esos minutos de más en cientos de habitaciones y, en definitiva, consagrarse como médico antes de serlo. Bingo. 

 

Nota: Joaquín es un nombre ficticio para preservar su identidad.